Hace tan sólo escasos tres meses que concluyeron las negociaciones entre transportistas y Administración, con la consecución de unos acuerdos, catalogados entonces por ambas partes (aunque con las lógicas reticencias) como “históricos”, y ya se vuelven a oír tambores de guerra por parte de Plataforma.
Una especie de calma tensa se ha adueñado del sector del transporte de mercancías por carretera, al calor de una alta demanda de transportes y una ligera mejora de los precios que perciben. Calma si….pero tensa, porque los costes no dejan de subir y el invierno puede ser duro.
Acaba el verano y comienza un nuevo curso que viene cargado de promesas e incertidumbres, pero que, sea como sea, tiene que marcar un antes y un después para el sector del transporte de mercancías por carretera, porque lo que está en juego es ni mas ni menos que su futuro.
¿Alguien se acuerda de cuándo fue la última vez que las medidas que se reclaman desde el sector del transporte por carretera no llevaban el apelativo de “urgentes”? Y, más dificil todavía...¿Es siempre lo urgente lo más importante?
La airada respuesta de las asociaciones profesionales, denunciando las presiones de algunos cargadores para rebajar las tarifas, ha obligado finalmente al Ministerio de Transportes ha dar un “tirón de orejas” a los clientes de los transportistas.
En 2030, todavía el 70% de la flota europea de vehículos será de combustión, situación especialmente relevante en el caso de los camiones pesados. Por eso hay que empezar por “rejuvenecer” un parque de camiones que en España el 80% supera los diez años de media.