Que el dumping social es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el sector del transporte de mercancías por carretera, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, es algo que nadie pone en duda, salvo, claro está, aquellos que se benefician de él, que, todo hay que decirlo, cada vez son más las empresas que acuden a este tipo de prácticas.
Podemos entender las ganas de “ahorrar costes logísticos” (que eufemismo) de estas empresas, pero no podemos compartir el hecho de que la Dirección General de Tráfico haya sido capaz de aprobar la circulación de conjuntos modulares que no respetan la legislación vigente
Este mes publicamos un amplio reportaje sobre la celebración del Foro Nacional de Transportes, el evento organizado por la principal organización que agrupa a las empresas cargadoras y en la que se dan cita éstos, junto a transportistas y administraciones públicas, aunque este año su presencia se ha circunscrito a la apertura del congreso por Carmen Librero, a la sazón secretaria de Estado de Transportes, para, en pocas palabras, no decir nada.
El incierto panorama político que vivimos en estos días, parece despertar en la opinión pública cierto grado de incertidumbre que, a decir de unos pocos, estaría ya pasando factura en determinados sectores, como el financiero.
La estrategia del “avestruz” que ha marcado las decisiones del ejecutivo en el caso del llamado “Céntimo sanitario” desde que se hiciera pública la verdad, allá por el año 2014, parece que tiene las horas contadas, pues se acaban los agujeros en los que esconder la cabeza, en este caso sinónimo de escurrir el bulto.
Como todos los años por estas fechas, la ETF (Federación de sindicatos europeos) ha llevado a cabo una campaña de concienciación, que este año se centra en reclamar “un transporte justo”, mejores condiciones laborales para el colectivo de trabajadores del sector del transporte de mercancías por carretera y, denunciar las prácticas, tristemente cada vez más extendidas, que no hacen sino favorecer la competencia desleal y el “dumping social”.
Mucho se ha hablado de los autónomos en todos estos años de crisis; desde su más que segura desaparición en un periodo relativamente corto de tiempo, hasta ser identificados como el gran problema del transporte en España, un freno a las posibilidades del sector español para poder competir con las mega estructuras de transporte existentes en otros países europeos.