Han trascurrido tan sólo unos días, apenas llega a un mes desde que la moción de censura desalojara al Partido Popular del Gobierno, pero por la intensidad con que nos regala la actualidad, dia a día, en todos los temas, en todos los sectores... parece que lleváramos al menos la mitad de una legislatura normal.
Hace pocos días nos sorprendía (o no) el llamamiento desesperado de algunas organizaciones, lamentando la falta de conductores profesionales. Se habla de miles de camiones “huérfanos” de conductores, en lo que ya se ha convertido en un problema de no poca magnitud para las grandes flotas de nuestro país.
Que Europa, entendida ésta como la casa común es un invento, es algo que queda patente cada vez que Comisión Europea, Parlamento, o cada una de las comisiones temáticas se posiciona sobre el tema que sea. Da igual que se hable de economía, de transportes, infraestructuras o migración. Cada loco con su tema.
Escudarse en que una situación es prácticamente imposible de revertir, suele ser una declaración de desinterés o, peor, dejación de funciones que posibilita el que se cronifiquen este tipo de actitudes o actividades fraudulentas.
Hemos entrado de lleno en el debate de si faltan conductores, que cada vez es más difícil conseguir buenos profesionales (bueno… profesionales a secas) que les interese incorporarse a esta profesión, otrora tan demanda y, por qué no decirlo, tan valorada, al menos como “refugio” profesional.
Si 2017 terminó con la extraordinaria noticia de haber conseguido la tan deseada prórroga de los límites para poder tributar por el régimen de módulos, 2018 no ha hecho nada más que empezar y ya se barruntan cambios trascendentales en un horizonte no muy lejano.
Imagino que como nosotros en su día, cuando uno pone en marcha un proyecto, el que sea, lo hace con la intención de tener éxito, de perpetuarlo en el tiempo, hacerlo viable y que crezca con el esfuerzo y el trabajo diario. No sé si 20 años es tiempo suficiente para decir que hemos tenido éxito, pero sí que podemos afirmar que el camino ha sido apasionante. Sólo el haber podido ser testigo de la increíble trasformación que ha sufrido este sector en estos 20 años de camino, ha hecho que tanto esfuerzo haya merecido la pena.