Asociaciones como Transportave han dado la voz de alarma sobre la la situación que traviesan los transportistas por la paralización de la producción de las fábricas de automoción españolas, debido presuntamente a la crisis motivada por la escasez de microchips a nivel mundial
Primero fue la planta de Seat en Martorell, que tuvo que detener parcialmente su producción desde mediados de Agosto, y más tarde se han ido sumando las plantas de Citroën-Peugeot en Vigo y de Opel en Figueruelas, a las que se une desde esta semana la fábrica de Mercedes-Benz en Vitoria, pese a que en todos los casos acababan de retomar su actividad tras el parón por el período vacacional.
La Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones, (ANFAC) ha informado que en el mes de junio pasado la falta de microchips afectó muy negativamente a la fabricación de vehículos, con una fuerte caída del 18,1% respecto a junio de 2020, pese a que el año pasado las fábricas estaban todavía retomando el ritmo de producción tras el parón motivado por la pandemia. Comparándolo con los datos prepandemia, la caída fue de un 33,8% respecto del mismo mes de 2019.
Este parón de la producción está afectando especialmente a los transportistas de portavehículos, que representan en España en torno a mil empresas y autónomos con una flota de camiones de en torno a 3.900 vehículos, los cuales ya vivieron una situación dramática el pasado año con motivo de la suspensión de la actividad por el estado de alarma y el consiguiente cierre de las fábricas de automoción.
A diferencia de otros subsectores del transporte de mercancías por carretera, en el caso de los transportistas de portavehículos no pueden dedicarse al transporte de otro tipo de mercancías, dadas las especiales características técnicas del conjunto del vehículo
Hay que tener en cuenta que, a diferencia de otros subsectores del transporte de mercancías por carretera, en el caso de los transportistas de portavehículos no pueden dedicarse al transporte de otro tipo de mercancías, dadas las especiales características técnicas del conjunto del vehículo (normalmente tren de carretera), que lo hace incompatible con otro tipo de configuración modular.
Además su dramática situación económica se ve agravada por la mayor carga financiera que deben soportar los transportistas de esta especialidad por la elevada inversión que supone la adquisición de este tipo de vehículo de transporte, que supera los 200.000 euros entre el camión y el remolque carrozado, lo que representa un 50% más de coste que un tren de carretera convencional, según se recoge en el Observatorio de Costes del Transporte de Mercancías Por Carretera que publica periódicamente el Minisiterio de Transportes.
Los fabricantes de vehículos achacan esta caída de la producción a la escasez de dichos componentes electrónicos tanto a escala nacional como europea, y obligándoles a aplicar medidas especiales, como la suspensión temporal de las líneas de producción y la puesta en marcha de expedientes temporales de regulación de empleo hasta que la falta de semiconductores se vea resuelta, previsiblemente hasta el primer semestre de 2022.
Más información sobre Transporte por Carretera