
La Euroviñeta siempre ha pendido sobre las cabezas de los usuarios de las autopistas europeas, en especial sobre los camiones que ya deben pagar por su uso en algunos países de la Unión Europea. La directiva original de la Euroviñeta se aprobó en 1999 y permitía calcular los peajes en función de los costes de construcción, mantenimiento y operativa. En las dos siguientes, adoptadas en 2006 y 2011, la Comisión instaba a los Estados Miembros a tener también en los costes medioambientales y de ruidos. Sin embargo, seguía manteniendo el carácter “voluntario” que otorgaba a los países miembros la facultad de ponerla en práctica o no.
Sin embargo, ahora la Comisión Europea quiere ir un paso más allá, y estudia si debe ampliarse a furgonetas y coches y si deben establecerse normas comunitarias para los cinturones de las grandes ciudades y si la voluntariedad de la ley actual se debe convertir en una obligación para todas las vías de la red europea, lo que en la práctica obligaría a imponer peajes en las autopistas españolas. Si finalmente el equipo Jean-Claude Juncker lo aprueba y el Parlamento Europeo da su visto bueno, todas esas vías pasarían a ser de pago. La Euroviñeta que ahora pagan los camiones a partir de un peso total admisible de 3,5 toneladas en buena parte de Europa se aplicaría a toda la Unión y afectaría también a los coches.
A favor y en contra
La propuesta llegará al Europarlamento a finales de mayo, donde los eurodiputados estudian ya los pros y los contras de estas medidas.
A su favor están las compañías de autopistas, como Abertis, cuyos representantes mantienen que los costes de mantener las rutas, 200.000 euros por kilómetro al año, justifican sobradamente esta medida.
En su contra están las empresas de transportes y, especialmente, las más pequeñas, que alegan un incremento sustancial de los costes, y a las que la Comisión estudia convencer con bonificaciones y quizás compensando con la modificación de otra norma, la que regula el cabotaje y que en la práctica limita los movimientos durante el viaje, obligando a retornar sin carga.
La propuesta llegará al Europarlamento a finales de mayo, donde los eurodiputados estudian ya los pros y los contras de estas medidas.
A su favor están las compañías de autopistas, como Abertis, cuyos representantes mantienen que los costes de mantener las rutas, 200.000 euros por kilómetro al año, justifican sobradamente esta medida.
En su contra están las empresas de transportes y, especialmente, las más pequeñas, que alegan un incremento sustancial de los costes, y a las que la Comisión estudia convencer con bonificaciones y quizás compensando con la modificación de otra norma, la que regula el cabotaje y que en la práctica limita los movimientos durante el viaje, obligando a retornar sin carga.
Desde el Ministerio de Fomento se sigue manteniendo la tesis de que no está en los planes de Gobierno la implantación de dicho peaje. Preguntado al respecto, Iñigo de la Serna ha reconocido que “la Comisión tiene el reto de poner en marcha una política común de transporte por carretera y la comisaría ya ha dicho que esto incluye la financiación y mantenimiento de infraestructuras y la homogeneización de sistemas de peaje, pero no hay nada decidido al respecto, ni siquiera un documento que sirva de base”. De la Serna ha insistido en que “la política del ministerio no pasa por establecer esa euroviñeta”.
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