La airada respuesta de las asociaciones profesionales, denunciando las presiones de algunos cargadores para rebajar las tarifas, ha obligado finalmente al Ministerio de Transportes ha dar un “tirón de orejas” a los clientes de los transportistas.
En 2030, todavía el 70% de la flota europea de vehículos será de combustión, situación especialmente relevante en el caso de los camiones pesados. Por eso hay que empezar por “rejuvenecer” un parque de camiones que en España el 80% supera los diez años de media.
Pocos meses tan convulsos se recuerdan en el transporte por carretera como los que hemos vivido recientemente. Pero puede haberse producido un punto de inflexión que cambie la realidad de u sector demasiado acostumbrado a perder.
Pese a los esfuerzos de los cargadores que han intentado boicotear los acuerdos entre transportistas y administración prácticamente desde el principio de la negociación, al final el Real Decreto-ley recoge de forma clara lo pactado.
Acaba este 2021 con una sensación agridulce y un estado permanente de incertidumbre que parece que se ha instalado entre nosotros y no tiene pinta de que vaya a despejarse tampoco en 2022, al menos en lo poco que se puede otear en el horizonte más inmediato.
A pesar de haber alcanzado bastante notoriedad en la opinión pública por la crisis estructural a la que se enfrenta el transporte y que amenaza con “salpicar” a la ciudadanía con problemas como los temidos desabastecimientos, el sector sigue sufriendo el “ninguneo” de la Administración