A pesar de haber alcanzado bastante notoriedad en la opinión pública por la crisis estructural a la que se enfrenta el transporte y que amenaza con “salpicar” a la ciudadanía con problemas como los temidos desabastecimientos, el sector sigue sufriendo el “ninguneo” de la Administración
El transporte de mercancías por carretera lleva meses siendo protagonista, como siempre un protagonismo vinculado a algún aspecto negativo, en los medios de comunicación que insisten una y otra vez en la cuestión de la falta de conductores profesionales, en primer término y de los no tan futuros problemas de desabastecimientos que pueden provocar.
Sin embargo, poco se habla de las causas que están provocando esta “renuncia” ( por establecer un simil con lo que está pasando en EEUU), donde la gente ha dicho basta: “ yo en estas condiciones no trabajo, porque sigo teniendo el agua al cuello trabaje o me quede en casa”.
Son precisamente esas causas, las que las asociaciones profesionales llevan años peleando y chocando una y otra vez contra el muro de la indiferencia de la Administración, alentada por la enorme capacidad de presión que tiene el lobby de los clientes de los trasportistas, los cargadores.
En este contexto, hay que entender el llamamiento a “las bases asociativas de nuestras organizaciones a adoptar si fuera preciso medidas excepcionales, sin descartar ninguna”, hecho público por el Comité Nacional de Transportes, que una vez más recurre a eufemismos para no decir claramente lo que hay que decir: basta ya de ninguneos, de decir lo esenciales que somos, pero no comprometerse a nada, de actuar sin el consenso del sector, de imponer, en definitiva, su criterio en cuestiones como el pago por uso, la transición ecológica, el cambio de dimensiones y pesos, la regulación de la carga y la descarga por parte de los conductores profesionales, que ahora afirman que van a preguntar a los portugueses que cómo lo han hecho ellos…no se si reírme o llorar.
Tanto Administración como cargadores siguen viviendo bajo el ensueño de, “si estos desaparecen, otros lo harán”. Pero, también podría darse el caso de que, en las circunstancias actuales del sector, no haya ningún “otro”
Con tanta presencia mediática, el Gobierno, más directamente el Ministerio de Transportes, al que ha llegado un equipo nuevo antes del verano, ni siquiera se ha dignado a reunirse con el Comité Nacional para, al menos, que parezca que les interesan los problemas del sector, y no será porque no se ha pedido una reunión con la Ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez.
La denuncia del El CNTC, no es nueva : la difícil situación que el sector lleva años atravesando, con enormes problemas de tipo estructural y coyuntural, “acerca de los cuales se ha llamado repetidas veces la atención tanto de la Administración, como de nuestros clientes”, se quejan las asociaciones profesionales. Sin embargo, a nuestro juicio, el momento actual marca algunas diferencias con respecto a otros periodos anteriores de crisis: la posibilidad real de que pueda existir un riesgo de quiebra estructural del sector . una quiebra estructural, cuya primera manifestación palpable ya es la escasez de conductores profesionales, de interés en las nuevas generaciones, que, unido a una elevada edad de los profesionales (ronda los 50 años) dibuja un panorama no muy alentador.
Acostumbrados como estamos a esta “queja permanente” del sector, es posible que, tal y como afirma el CNTC, tanto administración como cargadores sigan viviendo bajo el ensueño de, “si estos desaparecen, otros lo harán”. Pero, también podría darse el caso de que, en las circunstancias actuales del sector, no haya ningún otro.
{jcomments on}