Editorial: Segunda oleada

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Sin saber cómo ha ocurrido, la segunda ola de la pandemia sanitaria, que tan duramente nos golpeó la pasada primavera,  ha vuelto a enrarecer esta “nueva normalidad” a la que ya casi íbamos acostumbrándonos, recuperando la ilusión por pasar página y enfrentarnos de nuevo a la lucha diaria de nuestras empresas, o nuestros trabajos, los colegios de los críos…

Empezamos a conocer la magnitud de lo perdido  durante estos últimos seis meses de locura y terror, tanto en lo profesional como en lo personal: el mercado de transportes sufre una caída del 10% de la demanda en el segundo trimestre del año, las matriculaciones de camiones se desploman por encima del 20%,  miles de empresas siguen con alguno (o todos) de sus empleados en situación de ERTE, y no son pocos los que a consecuencia del cierre de las empresas para las que realizaban portes, no han podido ni recuperar la actividad.

Sin embargo, pese al avance de los rebrotes  que  volvían a tensar la actualidad, la vuelta del verano nos había dejado cierta esperanza, cierto soplo de aire fresco que hacía intuir una mejora de la situación, con una  demanda de transportes  recuperando lentamente el pulso , reflejo de una economía que había  vuelto a poner en marcha los motores, eso sí, a pocas revoluciones y con mucho miedo.

Incluso cambios sectoriales largamente esperados y demandados empiezan  a salir de la nevera y podrían ver la luz en breve: ahí  tenemos el caso más llamativo del régimen sancionador de la morosidad de los clientes de las empresas transportistas, que tendrán que ajustarse a los plazos establecidos por la LEY ( ¡¡que atrevimiento!!)  o enfrentarse a multas no tan cuantiosas como nos hubiera gustado. Eso si, siempre y cuando nos libremos del incomprensible “salvo pacto en contra”.

Ahora más que nunca necesitamos  que  el  anunciado Plan de Impulso a la Sostenibilidad del Transporte de Mercancías por Carretera para los próximos 3 años, pactado por el Gobierno y las asociaciones profesionales se sustancie en medidas concretas

 

Ahora más que nunca,   necesitamos que  el  anunciado Plan de Impulso a la Sostenibilidad del Transporte de Mercancías por Carretera para los próximos 3 años, pactado por el Gobierno y las asociaciones profesionales se sustancie en medidas concretas, sin demora…con urgencia mas bien.  Y mientras tanto, tendremos que volver a echar mano de las prorrogas de las ayudas recientemente aprobadas para los ceses de actividad y ERTEs que aún siguen vigentes y los que se puedan decretar si la alerta sanitaria vuelve a golpearnos con dureza, como todo parece indicar.

Se avecinan tiempos difíciles, aunque el transporte por carretera ya ha demostrado que es un  sector totalmente imprescindible para que la actividad  (mucha o poca) del país no se detenga, y si es preciso que vuelva a darlo todo en  beneficio del bien común, seguro que podremos contar con su esfuerzo  desinteresado.

Solo nos queda esperar que nuestros políticos estén a la altura de las circunstancias, que hagan su trabajo como el resto de nosotros, o que al menos no entorpezcan, porque para poner  piedras en el camino ya tenemos una realidad que golpea y golpea.

Amanece que no es poco....

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