
Una nueva normalidad en la que los cargadores siguen imponiendo sus condiciones (da igual que sean legítimas, o incluso morales) y que, ahora más que nunca, no van a encontrar contestación por parte de unas empresas más concentradas en sobrevivir..que en mejorar sus condiciones de trabajo. En esta disyuntiva se encuentran las empresas de transporte, que se desgañitan en los foros acusando a sus clientes de haber mantenido una actitud absolutamente indeseable e indigna” que incluso ponía en grave riesgo la salud de los conductores profesionales.
La respuesta de los cargadores, por boca de una alta representante de una de las asociaciones más representativas, habla por si solo de lo diferente que puede llegar a ser la precepción de un mismo problema: A su juicio se trata de un problema de regulación: bastaría con que, primero no restara tiempo de conducción y segundo, ya en un verdadero alarde de suficiencia, “como es un servicio que el cargador paga aparte, y si esto no se realiza pues al final habría que detraer del precio este servicio”. ¿Sirve de algo que la normativa vigente prohíba a los conductores realizar esas labores? ¿y la seguridad? al parecer eso debe ser secundario.
Otros viejos fantasmas que nos visitan en la desescalada son los peajes a camiones, resucitados (bueno, mejor dicho recuperados, pues nunca se fueron) como siempre que cualquier administración necesita sacarse unos dinerillos extras y no sabe a quien esquilmar. Ahí está la propuesta de la Comunidad Foral de Navarra que pretende imponer peajes en 5 carreteras no concesionadas (N-121,A-10,A-15, A-68,A-1), lo que les permitirá recaudar 45 Millones al año por aquello de quien contamina paga…y si no, siempre nos quedará el transporte.
Los agravios continúan, esta vez desde la administración Central y su absurda respuesta a la necesidad de recuperar las inspecciones técnicas de vehículos, que evidencia claramente que no ha pensado ni por un momento en los vehículos industriales, o la ausencia casi total de medidas de apoyo directas, diseñadas a propósito para un sector que las va a necesitar y que además…se las ha ganado a pulso en primera línea de batalla.
En definitiva, esta “nueva normalidad” no pinta nada bien, pues al nuevo escenario dramático que nos deja la crisis sanitaria para los próximos meses (siendo optimistas) se unen los viejos fantasmas que no desaparecen. Menos mal que la extraordinaria capacidad de resiliencia de este sector le capacita para poder abrirse camino también en esta nueva/vieja normalidad.